viernes, 5 de noviembre de 2010

LENGUAJE RADIOFONICO




Lenguaje radiofónico es el conjunto de formas sonoras y no- sonoras representadas por los sistemas expresivos de la palabra, la música, los efectos sonoros y el silencio, cuya significación viene determinada por el conjunto de los recursos técnico- expresivos de la reproducción sonora y el conjunto de factores que caracterizan el proceso de percepción sonora e imaginativo de los radioyentes.
Además, es un fenómeno acústico, donde sonidos y mensajes se clasifican en función de su perceptibilidad. Presencia del factor comunicación e interacción entre emisor y receptor.
El lenguaje radiofónico esta compuesto por cuatro elementos fundamentales. En la radio sólo se usa el sonido, algo que se debe tener en cuenta al pensar en este medio de comunicación.
La palabra, elemento básico en el lenguaje radiofónico, cuado se usa en el medio radial procurado una comunicación efectiva y, porqué no, afectiva es necesaria que sea de forma clara, correcta, llamativa, precisa, sin rebuscamiento, sin adjetivación, sencilla que logre ser entendida por la mayoría de los oyentes. La música, elemento radiofónico que ocupa el mayor tiempo en cualquier programación, es muy significativo en los espacios musicales pero también se utiliza como fondo y para separar bloques de contenidos. Los efectos especiales, son sonidos que representan la vida real en algunos espacios, como los dramatizados, y también para identificar ciertos programas o emisoras. Por último el silencio, es importante utilizarlo de forma correcta para que contenga valor expresivo. En cualquier producción radial estos elementos del lenguaje radiofónicos son integradores de un productos radial que le dan fuerza y valides comunicacional y que por el solo hecho de cómo se diseñen pueden identificar un programa o la emisora que los emite.
Los profesionales del habla deben cuidar a la hora de improvisar: No hablar de lo que no se conoce. No salirse del tema. Prepararse adecuadamente para la improvisación, el intercambio de criterios con sus colegas en la transmisión, saber dominar el tema y conducir el dialogo en favor del diseño o el objetivo previsto para el programa.
El objeto sonoro es la representación del sonido producido por la fuente sonora a partir de los sistemas del lenguaje radiofónico, y tiene entidad propia. Importancia de la credibilidad y la asociación inequívoca entre fuente y objeto. En sí mismo, el efecto sonoro genera imágenes en el oyente y aumenta el índice de credibilidad del mensaje sonoro.

La objetividad lleva a la reconstrucción mimética, mientras que la subjetiva busca ahondar en las emociones. Un mismo efecto sonoro puede tener múltiples significados según el tipo de restitución (el contexto le otorgará la dimensión semántica más apropiada)

El tiempo radiofónico es la base esencial de la estructura narrativa y viceversa. El espacio radiofónico es una reconstrucción continuada que se plasma en cada una de las secuencias, el tiempo se convierte en el auténtico motor del relato. Se conecta cada uno de los fragmentos y esta cohesión debe aparecer como natural. En función de la idea principal que el guionista quiera transmitir, deberá optar por un tratamiento específico del tiempo radiofónico.
Es importante dotar de una renovada carga significativa a los distintos segmentos sonoros y no sonoros que se hayan utilizado para edificar un espacio radiofónico y conferirles, por tanto, un valor específico. Los discursos sonoros, construidos a partir de fragmentos, que tras un proceso de aplicación técnica o edición, han adquirido una nueva dimensión estética y semántica.
El ritmo no es sólo organización en el tiempo, sino también la sensación que produce en cada individuo dicha organización a partir de la percepción que éste tenga de la misma. El ritmo adquiere una doble dimensión –objetiva y subjetiva –, y se manifiesta como el resultado de una actividad mental capaz de captar una estructura determinada por una sucesión de fenómenos, aislados o asociados, que se repiten regular o irregularmente en el tiempo.
Cada programa emitido en la radio obedece a un patrón determinado, a una estructura rítmica más o menos definida. El ritmo en la radio no se circunscribe únicamente a la palabra, sino que se perfila como un andamio muy complejo en cuya arquitectura intervienen distintas estructuras superpuestas y estrechamente relacionadas, aunque también jerárquicas. Se trata de la estructura rítmica interna, melódica, armónica, patronal y global.
El ritmo nos ayuda a medir la composición de un texto sonoro, pero también existe en el interior de todos nosotros, subjetivamente, como una sensación más que percibe el radioyente.
La imagen sonora empieza a componerse desde el papel, con el elemento más importante, la palabra escrita, y con las indicaciones necesarias para traducir fielmente lo que el creador, que generalmente no participa en la realización radiofónica, quiere transmitir. Por eso es preciso reglamentar la palabra radiofónica al margen de la estilística literaria: utilizar un vocabulario usual, comprendido por la mayoría de las personas, hacer frases cortas, evitar las inversiones y las subordinadas, utilizar preferentemente palabras con un valor descriptivo, respetar el ritmo del lenguaje hablado y la perspectiva del auditorio, dirigiendo la narración hacia él, y no tener miedo a recurrir a la reiteración del tema.

No hay comentarios: