Si bien el 20 de octubre  de 1868 la cultura cubana tuvo su clarinada al cantarse por primera vez  el Himno Nacional cubano,  el curso posterior de integración de una sólida estructura cultural, formada por las variadas influencias de los colonos españoles, esclavos africanos y asiáticos e   inmigrantes de otras culturas,  pues ello  nos permite exhibir hoy  una variada  y consolidada combinación  de elementos  ya convertidos en identitarios de la nacionalidad cubana.
Dentro de todos los rasgos que distinguen a la cultura cubana,  la música ocupa un lugar cimero,    pues ha atesorado influencia mas allá de sus limites geográficos   y es reconocida mundialmente por su alto nivel estético y profesionalidad de sus interpretes, en su mayoría graduados de academias.
Muy temprano se acreditan  fuentes impresas, tan lejanas en la fecha del primer libro cubano  como el 11 de enero de 1723 y por curiosidad editado por un belga llamado Carlos Habré.   Sobre la aparición  del periódico es más difícil ubicar cual fue el primero pero de lo que no cabe duda es que debe estar en el mismo siglo XVIII  con  la “Gaceta de La Habana”, ó  el “Papel Periódico de la Havana”, ambas se les  señala su publicación a finales del siglo XVIII.
Según el musicólogo y escritor Alejo Carpentier  Miguel Velásquez (siglo XVI), emparentado con el gobernador Diego Velásquez, se considera  como el primer músico cubano. También incluye como músico importante del siglo XVII al  organista  y entregado a oficios religiosos,  Esteban Salas y Castro,   cuyas obras fueron   halladas en la catedral de Santiago de Cuba, reconociéndosele especialmente sus villancicos. 
Pero el surgimiento de la cultura cubana fue un proceso, no lo creó nadie en particular, fue naciendo desde la colonización española  y dentro de ella nace  el teatro, la música, las manifestaciones culturales derivadas de la parranda o del carnaval, y necesariamente también en el pensamiento intelectual.
Si podemos afirmar como inicio de manifestaciones culturales y de publicaciones que aportaron un canal de registros de lo que pasaba en esta isla bajo el dominio de la metrópoli, pero que iba sedimentando un carácter y un sentimiento de nación,  con la creación de los símbolos patrios se fortaleza esta ruta diáfana  de lo que un país es capaz de hacer por si mismo.
Si la metrópoli  española y después la seudorepublica   baja una fuerte influencia del pensamiento norteamericano  no pudieron impedir que  creciera  el  sentimiento de cubanía  se puede apreciar cuanto ha significado para la cultura nacional el triunfo de la revolución, en enero de 1959, momento que marca una nueva etapa para el desarrollo del  pensamiento y la creatividad  en Cuba.
Los medios que habían servido de canal para el movimiento revolucionario de acuerdo a las posibilidades que los creadores encontraron espacio para la incorporación a intelectuales y artista así como de  lo más avanzado de la sociedad de esa época ahora con la revolución estaban puesto  por derecho propio al servicio de la sociedad en su conjunto y todo lo que pudiera enriquecer el espíritu y su nivel intelectual.
La radio desde su surgimiento contó con figuras como Félix B Cañet,   Alejo Carpentier, Félix Pita entre tantos otros.  Fue un medio catalizador de lo mejor de la cultura y su promoción constituye uno de los aporte de este medio a la riqueza de la identidad nacional actual. 
En programación radial cubana se puede encontrar la presencia de las figuras cimeras de todas las manifestaciones culturales así como la promoción del talento más joven que crece desde ópticas de su tiempo pero siempre en defensa de valores patrios.
No son desconocidas las inconformidades que existen en este sentido de la promoción  pero no es un secreto el esfuerzo que creadores radiales hacen por contemplar lo mejor, lo  atractivo,   los valores auténticos de la creación  en todo sentido y con ello atraer a los públicos para el consumo  de lo más  genuino de la cultura cubana. Lógicamente no escapa la referencia a culturas foráneas que pueden servir de referencia  tanto para la asimilación como para la observación juiciosa de lo dañino que pudiera resultar su propagación e integración a una recurrencia del quehacer nacional.
Por lo tanto la Radio Cubana forma parte inseparable como institución de canalización de la promoción y a su vez creación, desde sus códigos, del arte radial. Es también un medio de viabilizar valores y de  ideales patrios más enaltecidos, constituye un vehiculo importante en la educación patriótica pues refleja la voluntad de todo un pueblo por seguir siendo una nación independiente y soberana.
Entonces esa gran fiesta que celebramos los días 20 de cada octubre sea también para reconocer al gran ejercito creativo de radialitas multipremiados y galardonas muchos de ellos con el  máxima reconocimiento del Instituto Cubano de la Radio y la Televisión que es el Premio Nacional de la Radio.
Festejar y comprometerse con la visión que sobre Marti muchos intelectuales del mundo reconocen  y que nos sirva de paradigma para proteger a una radio de altos valores culturales,  educar a las generaciones  que nos sucedan en el principio que no basta con decir y hacer sino que tiene que lograr crear en la imagen del oyente que  cada creador es el interprete del latir de la sociedad y  es a su vez el responsable de llevarlo a cada producto radiofónico como calificara Rubén Darío  a nuestro Héroe nacional:  "es famoso, triunfa, porque escribe, a nuestro modo de juzgar más brillante que ninguno (….),  fotografía y esculpe en la lengua, pinta cuaja la idea, cristaliza el verbo en la letra y su pensamiento es un relámpago y su palabra un tímpano o una lámina de plata o un estampido”
 
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