sábado, 22 de diciembre de 2012

La injusticia, huérfana de medios antes de 1959


Los medios de comunicación cubanos antes de 1959 respondían a la oligarquía de turno, no apreciaba en los contenidos informativos o de otra índole las diferencias sociales, la desnutrición y desempleo con mayor fuerza en las zonas rurales y suburbanas.

El reflejo cotidiano hacía hincapié en las posibilidades que el sistema imperante daba de forma virtual para los pobres y solo de acceso para los ricos. Ni una línea a lo que dañaba a la sociedad, silencio a los atracos, corrupción tanto por los criollos como por los extranjeros.

Algunos espacios se abrieron a voces como Eduardo Chibas, que al suicidase la nueva República constituida en 1902 sólo contaba 49 años de estrenada. Muy breve período en la historia de un pueblo, no exento de profundas conmociones sociales en la búsqueda de su cauce nacional y democrático. Guido García Inclán desde el periódico del aire denunciaba con valentía hacia donde conducían al país la dictadura imperante en la década del 50 del siglo XX.

Vandálica, humillante y triste se veían las calles llenas de niños con caras sucias y vientres hinchados, no precisamente por la llenura de un banquete sino por la abundancia de paracitos que le provocaba la poca higiene y la paupérrima alimentación; esas mismas calles que sufría el llanto de muchos padres por no poder traer a casa un bocado de comida; esa que bajó la mirada ante la vergüenza del campesino ultrajado frente a su familia; esa que sonrojada compartió con sus mujeres la humillación de la inferioridad. La discriminación racial que llegó hasta la segregación de negros y mulatos ante una sociedad que preconizaba solos posibilidades a los blancos.

Esa realidad era desconocida para los medios, donde no existían espacios para alimentar la esperanza, fomentar el optimismo bajo banderas de lucha y pervertir con anuncios comerciales los contenidos de las novelas rosa donde el melodrama hizo gala de personajes que alimentaban la ilusión de posibilidades a una vida mejor al precio de sometimiento y vejaciones de los ricos hacia los pobres.

En una encuesta realizada en 1957 resaltaba que los obreros agrícolas mal vivían solamente con 25 centavos diarios para comer, vestirse y calzarse y en muchos lugares era solo para los alimentos pues el pago se realizaba a través de bonos. El 60 % de los hogares del campo eran bohíos de techo de guano y piso de tierra sin agua corriente ni letrina sanitaria.

Hablar de refrigerador era desconocido para que servía y solo el 3% lo poseían, otro tanto ocurría con el fluido donde solamente alrededor de 12 % tenían corriente eléctrica. Peor aun sucedía con la composición nutricional donde eran casi inexistentes las proteínas.

Hoy esta realidad cubana es conocida por descripciones y no faltan quienes creen que es una campaña política de la actualidad, pero los que alcanzamos a vivirla sabemos el rigor y el abuso que se cometían con los pobres y los desclasados.

Desde muy temprano en la sierra maestra, con la aparición de Radio Rebelde, se fue abriendo paso a la verdad y se denunciaba con fuerza los crímenes y atropellos que cometía la dictadura de Fulgencio Batista.

La desproporción de la convivencia social hacia mella cuando la capital, solo con el 22% de la población disponía del 65% de los médicos y el 62% de las camas hospitalarias. Paradójicamente en el campo los servicios médicos eran casi nulos o nulos por no constituir prioridades esas poblaciones sin poder adquisitivos. De esta realidad no se ocupaba ningún medio cubrirla y poner en las páginas o antenas para denunciar la discriminación ya no solo por un problema de raza sino porque en ese terreno no interesaba ni a los políticos, comerciantes o cualquier estructura de poder pues este segmento de la sociedad no podía concurrir a la competencia del mercado.

Cuba cuenta desde la segunda década de la primera centuria del siglo XX la radio que desde 1922. Luego, a mediados de siglo se incorpora a los medios ya existentes, uno más completo y aglutinador: la Televisión.

Todos estos acontecimientos repercuten considerablemente en la agilidad, actualidad y dinamismo del ejercicio periodístico; sin apartar el espacio cada vez mayor que ocupaba la propaganda y la publicidad dentro del sistema de los medios de prensa. Precisamente el desarrollo de este fenómeno, garantiza en extraordinaria medida el sostenimiento y avance indiscutible de tantos periódicos, emisoras y canales de TV en esa época.

A la par de ese oportuno desarrollo, la sombra capitalista resguarda sus intereses en cada sector de la nación cubana. Según Ernesto Vera y Elio Constantín en “El periodismo y la lucha ideológica, durante los años de la república mediatizada la prensa dominante en Cuba tuvo un carácter netamente imperialista, reaccionario como consecuencia de la situación semicolonial”.

Quedaba claro, sin lugar a duda, que la libertad de prensa solo era ejercida por el poder y sus intereses, los profesionales de la prensa no eran consultados y lo más significativo de esta etapa es que todo periodista que se saliera de esta estrategia de comunicación podía ser separado o reprimido por las autoridades del gobierno dictatorial de turno. Siempre esta prensa encontró apoyo en la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), agrupación de dueños de las grandes publicaciones del continente, sin contar tampoco para ello el criterio de los periodistas asalariados integrantes de sus redacciones.

Al triunfar la Revolución en 1959 la prensa como toda la sociedad comienza un nuevo sendero hasta ese momento desconocido en la región donde la verdad constituye su paradigma. Preparar a los profesionales en el ejercicio de orientar e informar al pueblo fue tarea priorizada desde sus inicios. Ante estas tareas nace la idea de organizar a los profesionales de la prensa en la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), fundada el 15 de julio de 1963. Organización que ya comenzó su proceso para en junio efectuar su IX Congreso donde se debatirá los retos que hoy asume los medios de comunicación y sus profesionales para acompañar de forma eficiente y eficaz las transformaciones emprendidas bajo la bandera del socialismo.

Este proceso no solo cambia las formas de hacer sino las formas de pensar de cómo hacer. Hoy la prensa cubana cuenta con profesionales de calificación superior a otras etapas incluido categorías académicas y tecnologías que posibilitan el mayor acceso a la diversidad de fuentes.

El IX Congreso de la UPEC trazará, bajo la orientación del Partido, estrategias dinamizadas de una parte por los reclamos que hizo el VI Congreso y la I Conferencia del Partido Comunista Cubano y por otra parte para enfrentar sofisticadas campañas a través de los medios que han empleado presupuestos millonarios para sembrar el desaliento, la desconfianza y pretender hacer creer la invalidez del socialismo en Cuba.

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