Desde el mismo inicio de la radio en América Latina, incluido Cuba, asume lo mejor de la experiencia de las artes que se realizaba en Coliseos y teatros para el disfrute más allá de los que podían asistir a esos locales, ya se podían disfrutar desde sus casas si tenía la posibilidad de adquirir un receptor.
Esto demuestra que la comunicación, desde esa época, estuvo signada por una carga cultural y recreativa puesta ha disposición de los públicos, muchos de ellos defraudados por la asimilación de la publicidad ante el empuje del mercado y su competencia. El giro fue desnaturalizando los inicios y los contenidos fueron cediendo para abrir espacios a programas que llamaran la atención al consumo de los productos que las firmas fueron priorizando e imponiendo modelos de comunicación agiles y de fácil factura por una parte y por la otra le fueran muy rentables a las emisoras o a quienes patrocinaban los programas.
Los intentos de integración de la radiofusión se han realizado bajo banderas de Radio Publicas, comunitarias, independientes pero no se ha logrado la consolidación. En el primer caso porque la voluntad estatal de la mayoría de países no prestaba la debida atención y esas organizaciones eran dirigidas por los partidos políticos que triunfaban en las elecciones. Como cargo público muchos de sus directivos hacían y hacen carrera de 4 o 5 años de acuerdo a la duración del mandato de los gobernantes en el poder.
No es casual que los intentos de institucionalizar de cierta cooperación radiofónica o al menos algún tipo de colaboración más regular y sistematizada, se hayan encontrado con distintos de obstáculos: el principal, los gobiernos al interior de América Latina enfrentaban dificultades y los presupuestos para la radio eran insuficientes, pobre renovación de instalaciones tecnologías e insuficiente legislación que apoyaran el trabajo de comunicación pública a esos medios.
Desde la creación en el 2000 de la Asociación de Radio Nacionales de Servicio Público de América Latina, ARNASPAL, antecedida por otras de otro carácter, cambiaron todos los gobiernos de la región. Incluso en algunos los cambios fueron dramáticos y en situaciones de tragedia. Algunos trataron de cambiar el nombre por Red Latina pero ello no era el asunto ni lo que cambiaria la situación y se desmembró el proyecto, auspiciado por la UNESCO, que daba muestra de convertirse en una estrategia de comunicación e intercambio muy interesante y así estaba plasmado en sus estatutos.
En este proyecto primó la intención de los países participantes de excluir a los Estados Unidos teniendo cuenta que los intereses de la región estaban bien esclarecido tanto de origen como identitarios.
Hoy a la luz del Alba, Mercosur, la Unasur y la Celac por solo citar algunos proyectos de integración se hace necesario dar respuestas de comunicación a la realidad y materialización de convenios bilaterales y multilaterales para mostrar al mundo los resultado y la potencialidad de países con diferentes niveles de desarrollo como pueden ser beneficiados con la inteligencia y el apoyo de los que pueden suministrar materia prima y productos con precios preferenciales.
La radio en este campo es un medio de privilegio pues llega a todos los rincones y para todas la estructuras sociales con la verdad e imponiéndose a la campañas mediáticas ya no solo de los grandes medios sino de las emisoras que obedecen a interés ajenos a la sociedad de cada país. También puede jugar un gran papel en la difusión de los elementos identitarios en defensa de sus culturas y generalizar los elementos que nos unen sin chovinismo ni apología desmedida sino con un discurso integrador, sencillo y claro sobre cada lugar de interés.
No es copiar TELESUR que ha dado muestra interesante de llevar al mundo la verdad no solamente de la región sino de los hechos más significativos que suceden en el mundo.
Profesionales con el talento necesario existen y además se les debe abrir espacio a los protagonistas que día a día labran la historia como aquellos profesionales e intelectuales que están a favor de las causas justas y solicitan desde diversas tribunas justicia social.
Los tiempos actuales exhiben un mapa político muy diferente a décadas anteriores. Hoy América Latina no es una trastienda fácil a los gobiernos de los Estados Unidos, se unen y conforman una gama de voces, en la arena internacional, donde encuentran atención y repercusión de hombres de la política e intelectuales de otros territorios del universo lo que hace un frente común contra las políticas hegemónicas y monopólicas.
En la declaración de Caracas y a propósito de la fundación de Celac, de diciembre de 2011, en su punto 21 dice:
“Que conforme al mandato originario de nuestros libertadores, la CELAC avance en el proceso de integración política, económica, social y cultural haciendo un sabio equilibrio entre la unidad y la diversidad de nuestros pueblos, para que el mecanismo regional de integración sea el espacio idóneo para la expresión de nuestra rica diversidad cultural y a su vez sea el espacio adecuado para reafirmar la identidad de América Latina y El Caribe, su historia común y sus continuas luchas por la justicia y la libertad”.
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